jueves, 9 de mayo de 2013

Las extrañas muertes del Clínico de Valencia


Entre 2005 y 2007 varios trabajadores de la cocina del Hospital Clínico de Valencia, en concreto 5 personas, murieron a causa de distintos tipos de cáncer y otros 2 trabajadores recibían tratamiento por esa misma enfermedad. Algo que hizo sospechar a los familiares de los muertos que comenzaron rápidamente una investigación. Esta investigación se centraba en relacionar las muertes con la proximidad de las cocinas a las dependencias de radioterapia y medicina nuclear del hospital. Curiosamente, la ubicación de las cocinas no había cambiado en 50 años.


Se realizaron todo tipo de pruebas, el Clínico descartó rápidamente una fuga radiológica. Un informe, elaborado por el servicio de Protección Radiológica, informaba que debido a la lejanía de la cocina respecto al Servicio de Radioterapia y dado que éste contaba con todas sus instalaciones adecuadamente blindadas y comprobadas tanto por el Servicio de Protección Radiológica como por el Consejo de Seguridad Nuclear, era absolutamente improbable que las patologías del personal de cocina fueran consecuencia de la exposición a radiaciones ionizantes provenientes del Servicio de Radioterapia.

Pero dos años después, en 2010, los fallecidos habían ascendido a 9, llamarlo casualidad es casi imposible, un informe médico forense confirmó que la conexión de los nueve casos de cáncer se podía llegar admitir pero sin poderse demostrar en absoluto que tengan que ver con las radiaciones.

Un empleado de las cocinas declaró que, durante los cinco años que trabajó allí, sufría dolores de cabeza, nauseas, picores en la piel, en los ojos y los oídos, así como las mucosas y la garganta irritadas y secas. Este trabajador explicó que nunca había padecido esos síntomas y que, desde que dejó de trabajar en la cocina, no ha vuelto a tenerlos. También afirmó que no se le informó sobre los riesgos de trabajar cerca de la zona de radiología.


Otro informe realizado por el Área de Epidemiología de la Dirección General de Salud Pública de la Conselleria de Sanidad indicaba que no resultaba procedente calcular tasas de mortalidad o incidencias basadas en los casos confirmados, ya que estos indicadores presentaban "enorme variabilidad" y carecían prácticamente de valor, "cuando los casos son muy pocos". En pocas palabras; si estuviéramos hablando del mismo tipo de cáncer tal vez habría relación, pero al ser distintos tipos de la misma enfermedad se consideran causas de muerte distintas y por lo tanto no tienen nada que ver.

Las patologías eran todas distintas: neoplasia de recto, leucemia mieloide aguda, carcinoma renal, neoplasia de pulmón, mesotelioma de origen peritoneal, adenocarcinoma de primario no filiado, neoplasia de colon transverso, mesotelioma pleural y carcinoma ductal infiltrante de mama izquierda.

El informe forense informaba, acerca de los factores de riesgo de contraer cáncer, que está comprobada la relación entre la aparición de algunos casos de cáncer y el contacto con ciertos productos, como la aparición de mesotelioma maligno en trabajadores expuestos al contacto crónico con el amianto. En el caso de las radiaciones ionizantes, está comprobado que su exposición aumenta el riesgo de desarrollar una leucemia mieloide aguda. Pero esta exposición no es el único factor que puede originar la enfermedad.


Como hemos visto en otros accidentes nucleares, los cánceres que se dan son muy variados, aunque si hay alguno que tiene a predominar. En este caso se basaron en eso para descartar la relación, pero 9 muertes en 4 años son demasiadas. También el servicio de Oncología realizó un informe sobre la situación y determinaron que no había riesgo y que todo respondía a "una alarma subjetiva".

Tal vez, después de las 2 o 3 primeras muertes los demás trabajadores creyeron que de verdad estaban en peligro, esto les llevó a un estado de sugestión que les hizo enfermar y morir. No es ironía aunque lo parezca, se habla mucho del poder de la mente en estos casos. En Chernóbil, sin ir más lejos, algunas personas han regresado a la zona de exclusión y no mueren, en cambio, muchos de los que se marcharon, hoy en día siguen teniendo todo tipo de dolencias y están convencidos de que pueden morir en cualquier momento.

Este es uno más de los misterios de las radiaciones ionizantes, que desgraciadamente no se puede demostrar su influencia en el cuerpo, es un asesino enmascarado que aparece en forma de diversas dolencias.

Por más que he buscado no he encontrado más información sobre este caso del Clínico de Valencia la última noticia que he visto es de 2010, cuando la Fiscalía de Valencia pidió que se sobreseyera la causa al no existir un nexo común entre los fallecimientos y la exposición a radiaciones.

Fuente: levante-emv.com
Fotos: wikipedia.org

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