martes, 4 de junio de 2013

El incendio de Windscale


El accidente de ‘Windscale' ocurrido el 10 de octubre de 1957 fue el peor accidente nuclear en la historia de Gran Bretaña, alcanzando el nivel 5 en la INES (accidente con riesgo fuera del emplazamiento). El accidente sucedió cuando el núcleo del reactor 1 se incendió, liberando considerables cantidades de contaminación radiactiva al exterior de la planta.


Después de la Segunda Guerra Mundial, el gobierno británico, no queriendo ser dejado atrás como potencia mundial en la emergente carrera armamentista, se embarcó en un programa para construir su propia bomba atómica tan rápidamente como fuera posible. El reactor número 1 de Windscale se declaró operacional en octubre de 1950 seguido por el reactor número 2 en junio de 1951.

Los reactores fueron construidos en un corto periodo de tiempo cerca de Seascale, Cumberland. Estaban construidos dentro de unos grandes edificios bastante cerca uno del otro, fueron llamados Pila 1 y Pila 2. Los reactores eran del tipo moderado por grafito y refrigerados por aire. Debido a que la fisión nuclear produce grandes cantidades de calor, era necesario enfriar los núcleos de los reactores soplando aire a través de unos canales en el grafito. El aire frio era ingresado por una batería de grandes ventiladores, y el aire caliente posteriormente era extraído por la parte trasera del núcleo hasta una chimenea de 120 metros de alto. Se agregaron filtros en las etapas finales de la construcción en la parte más alta del cañón de las chimeneas, en un principio se veía como innecesarios, un desperdicio de tiempo, pero, probablemente previnieron que el desastre se convirtiera en una catástrofe.

Para tener un acuerdo sobre armas nucleares con Estados Unidos, los británicos tenían que demostrar que eran tecnológicamente iguales. Las instalaciones de Windscale fueron construidas para producir plutonio para la primera bomba atómica británica. Después de la exitosa explosión de la bomba atómica, Estados Unidos diseñó y probó una bomba termonuclear que con tritio. Los británicos no tenían ninguna instalación para producir tritio y decidieron usar los mismos reactores de Windscale. El tritio puede ser producido en reactores nucleares usando la activación por neutrones del litio-6. Se necesitaban temperaturas más altas para este proceso que las necesarias para producir plutonio, y se optó por reducir el tamaño de las aletas de refrigeración de los cartuchos de aluminio del combustible. Finalmente se pudo producir tritio al empujar el diseño de primera generación de las instalaciones de Windscale más allá de sus límites y con un reducido margen de seguridad en la operación. Después de producir exitosamente un primer lote de tritio en la Pila 1, se presumió que el problema del calor era insignificante y se comenzó la producción a plena escala, pero al elevar la temperatura del reactor más allá de las especificaciones de diseño, los científicos habían alterado la distribución normal del calor en el núcleo, causando que se desarrollaran puntos de calor en la Pila 1. Los científicos pasaron por alto estos picos de calor ya que los termopares usados para medir las temperaturas del núcleo estaban posicionados basados en el diseño de distribución de calor original y no estaban midiendo las partes más calientes del reactor, llevando a lecturas falsas.

En la mañana del 10 de octubre, se sospechó que algo inusual estaba ocurriendo. La temperatura en el núcleo, que se suponía debería estar cayendo gradualmente comenzó a comportarse de forma ambigua tal como lo mostraba el equipo de medición, pero además un termopar mostraba que la temperatura en el núcleo estaba aumentando en vez de disminuir. En un esfuerzo para ayudar a enfriar el reactor, se incrementó el flujo del aire. Esto alimentó al incendio con más oxígeno y llevó material radiactivo hacia la chimenea y las galerías de los filtros. Fue entonces que los trabajadores en la sala de control se dieron cuenta que los dispositivos de medición de radiación que vigilaban la radiación existente en la parte superior de los cañones de las chimeneas estaban dando lecturas elevadísimas. De acuerdo con los procedimientos escritos, el capataz declaró una emergencia.


Los operadores trataron de examinar el reactor con un escáner remoto pero este se estropeó. El segundo en el mando de la unidad sugirió examinar personalmente el reactor así que él y otro operador se dirigieron a la cara de carga del reactor, vestidos con ropa protectora y vieron que el combustible estaba al rojo vivo. No había duda que el reactor estaba incendiándose, y que lo había estado haciendo por casi 48 horas.

El director de la unidad se puso un equipo protector completo y un aparato de respiración autónoma y escaló los 24 metros hasta la parte superior del edificio del reactor, se detuvo arriba de la tapa del reactor para examinar la parte trasera de este, la zona de descarga. Allí informó de una luminiscencia roja atenuada, iluminando la brecha entre la parte trasera del reactor y la parte trasera del edificio de contención. 

Los operadores no estaban seguros de que hacer con respecto al incendio. Primero, intentaron de apagar las llamas poniendo los ventiladores a toda potencia e incrementar la refrigeración, pero esto disperso las llamas. Se había tratado de crear un cortafuego sacando algunos de los cartuchos de combustible no dañados desde el incendio. Las barras fueron retiradas con sus extremos incandescentes y, una de ellas, fue sacada goteando metal derretido. Estas barras contenían uranio derretido y esto causó serios problemas de radiación en el elevador de carga.

Después, los operadores trataron de extinguir el fuego usando dióxido de carbono. 25 toneladas de dióxido de carbono líquido y fue lanzado en la cara de carga de la Pila 1 de Windscale, pero hubo problemas en hacer que llegara al fuego en cantidades efectivas. Once toneladas de uranio estaban ardiendo. Las temperaturas eran extremas superando los 1300°C y el edificio de contención estaba en peligro de colapsar, como última opción los operadores decidieron usar agua. Esto era peligroso, ya que el metal derretido se oxida en contacto con el agua, sacando el oxígeno de las moléculas de agua y dejando hidrógeno libre, el cual puede mezclarse con el aire y explotar, destruyendo el ya debilitado edificio de contención. Aproximadamente una docena de mangueras contra incendios fueron llevadas a la cara de carga del reactor y atadas a los andamios e introducidas en los canales de combustible a aproximadamente un metro sobre el núcleo del incendio. Sin embargo el agua no tuvo éxito en extinguir al incendio, requiriéndose más medidas para intentar extinguir el fuego.

A continuación se ordenó apagar toda la refrigeración y el aire de ventilación que entraba al reactor. Se comprobó que las llamas que saltaban desde la cara de descarga estaban lentamente extinguiéndose. Durante una de las inspecciones, se averiguó que las válvulas de inspección estaban pegadas debido a que el fuego estaba tratando de absorber aire desde cualquier lugar que pudiera. Las llamas se apagaron y el brillo comenzó a morir, finalmente el fuego se había extinguido. El agua se mantuvo fluyendo a través del reactor por otras 24 horas hasta que este estuvo completamente frió.

Hubo una fuga de material radiactivo que se dispersó a través del Reino Unido y Europa. El incendio liberó cantidades monstruosas de yodo-131, también cesio-137 y xenón-133, entre otros radioisótopos. El isótopo radiactivo más preocupante fue el yodo-131, que tiene una vida media de sólo 8 días pero es absorbido por el cuerpo humano y almacenado en la glándula tiroides y a menudo provoca cáncer de tiroides.

Nadie fue evacuado del área adyacente, pero hubo preocupación respecto a que la leche podría haber estado peligrosamente contaminada. Un estudio del año 2010 de los trabajadores involucrados directamente en las tareas de limpieza no encontró efectos significativos a largo plazo sobre la salud.


El tanque del reactor en sí mismo ha permanecido sellado desde el accidente y aún contiene aproximadamente unas 15 toneladas de combustible de uranio. Se pensó que el combustible restante podría volver a incendiarse nuevamente si se manipulaba, debido a la presencia de hidruro de uranio pirofórico formado a partir de la inundación original con agua. Investigaciones posteriores, conducidas como parte del proceso de desmantelamiento, descartaron esta posibilidad. El desmantelamiento final del reactor está provisto para el 2037. Ningún reactor refrigerado por aire ha sido construido desde entonces.



Fuente y fotos: wikipedia.org

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